jueves, 6 de marzo de 2014

ESCRITOS 52 Y 99: TRADUCCIÓN ALTERNATIVA E INTERPRETACIÓN PERSONAL DE LOS CONTROVERTIDOS PÁRRAFOS 592,4-5 Y 1088,6


"Solo un poeta es capaz de percibir poesía
en el prosaísmo de la existencia rutinaria.".

Con toda humildad, me gustaria ofrecer my traducción alternativa y mi explicación, desde un punto de vista enteramente personal y con respeto a otras opiniones diferentes, de estos tres párrafos que provocan mucha confusión y que han hecho desistir a muchos lectores de seguir leyendo el libro. Se trata de los párrafos que aparecen a continuación, según la traducción de la Fundación para Las Américas. Os pediría que los leyerais con calma y luego vieráis  mi propuesta.    
 
(592.4) 52:2.11 Este problema del mejoramiento de la raza no es una empresa tan extensa si se lo ataca en esta edad inicial de la evolución humana. El período precedente de luchas tribales y dura competencia en la supervivencia racial ha eliminado la mayoría de las cepas anormales y defectuosas. Un idiota no tiene mucha oportunidad de supervivencia en una organización social tribal primitiva y guerrera. Es el falso sentimiento de vuestras civilizaciones parcialmente perfeccionadas el que fomenta, protege y perpetúa los linajes completamente defectuosos de las razas humanas evolucionarias.

(592.5) 52:2.12 No es ternura ni altruismo prodigar compasión inútil a seres humanos degenerados, mortales anormales e inferiores insalvables. Existen aun en el más normal de los mundos evolucionarios suficientes diferencias entre los individuos y entre los numerosos grupos sociales como para proveer el ejercicio pleno de todos aquellos nobles rasgos de sentimiento altruista y ministerio mortal sin egoísmos, sin perpetuar a las cepas socialmente inadecuadas y moralmente degeneradas de la humanidad en evolución. Existe abundante oportunidad para el ejercicio de la tolerancia y la función del altruismo a favor de aquellos individuos desafortunados y necesitados que no han perdido irreparablemente su herencia moral ni destruido para siempre su derecho espiritual de nacimiento.
(1088.6) 99:3.5 La iglesia, debido a un exceso de falso sentimiento, viene ministrando desde hace mucho tiempo a los menesterosos y los desafortunados, y todo eso ha estado bien, pero este mismo sentimiento ha llevado a la perpetuación imprudente de cepas racialmente degeneradas que han retardado tremendamente el progreso de la civilización.
Lo que sigue pues es mi traducción alternativa y algunas explicaciones aclaratorias, según mi visión particular. Por conveniencia de la exposición, la traducción del párrafo 1088,6 está en la nota IV.


592,4 Este problema de la mejora de la raza no es una tarea de tanta envergadura si se emprende en esta era temprana de la evolución humana. El período anterior de luchas tribales y dura competición por la supervivencia racial ha apartado a la mayoría de los linajes anormales y deficientes[i]. Un discapacitado intelectual no tiene muchas posibilidades de sobrevivir en una organización social tribal primitiva y beligerante. Es el sentimiento errado de vuestras civilizaciones parcialmente perfeccionadas la que fomenta, protege y perpetúa[ii] las estirpes totalmente deficientes[iii] de las razas humanas evolutivas.
592,5 No es ni ternura ni altruismo prodigar una ineficaz compasión[iv] a seres humanos en declive degenerativo, a mortales anormales y menos dotados  irrecuperables[v]. Incluso en el más normal de los mundos evolutivos existen suficientes diferencias entre seres individuales y entre numerosos grupos sociales como para garantizar el pleno ejercicio de todas esas nobles cualidades nacidas del sentimiento altruista[vi] y del ministerio desinteresado a los mortales sin perpetuar linajes de la humanidad en evolución socialmente inadaptados y en declive moral[vii]. Hay muchas oportunidades para el ejercicio de la tolerancia y   del altruismo en favor de aquellos seres desafortunados y necesitados[viii] que no han perdido irreparablemente su herencia moral ni han destruido para siempre su derecho espiritual de nacimiento[ix].  


[i] Parece referirse a graves anomalías genéticas o defectos de nacimiento que son de tipo hereditario, conductual, funcional o metabólico, y que pueden deberse a factores genéticos, ambientales (fármacos, drogas, virus) o cromosómico (como el síndrome de Down). Hay más de 4.000 anomalías congénitas diferentes, de leves a muy graves y, son la principal causa de muerte durante el primer año de vida y de lógica inacción social y, en algunos casos, la falta o pérdida de decisión moral.  
[ii] Esta ideas se desarrolla en el párrafo siguiente.
[iii] De nuevo vemos que el adjetivo “deficiente” se identifica con un adverbio intensificador (“totalmente”). No se trata de una deficiencia parcial, sino total. En nuestro planeta, hoy en día la medicina está tratando o curando muchas de esas anomalías o defectos genéticos a los que se alude en la anterior oración, pero quedan como factor hereditario que pasa a las siguientes generaciones. Los autores del libro no nos dicen que desaprovechemos nuestros recursos para aliviar la situación de muchas personas, sino que, en algunos casos, los más graves, se les debería excluir del proceso reproductivo para no empeorar nuestro patrimonio genético. Según el libro, el hacer cosas que son antitéticas al proceso eugenésico es peligroso y, especialmente, poco inteligente porque, en el nombre de la espiritualidad, dejamos que nuestros sentimientos dominen sobre nuestro intelecto.
[iv] En la Parte III del libro se hace hincapié en esta idea ya sugerida en el párrafo anterior: “La iglesia, debido a un sentimiento errado en extremo, ha asistido durante mucho tiempo a los desfavorecidos y a los desafortunados, y todo eso ha estado muy bien, pero este mismo sentimiento ha llevado a la insensata perpetuación de unos linajes racialmente en declive que han retrasado enormemente el progreso de la civilización” (1088,6). Hay que puntualizar que no es la Iglesia la que ha perpetuado estos linajes en declive, sino que es la transmisora, por su lógico énfasis en la caridad y hermandad, de ese “errado” sentimiento a la sociedad, y, en particular, a la investigación médica, como se ha comentado en relación al anterior párrafo. La ciencia, por ejemplo, al tratar enfermedades congénitas y permitírsele a su portador la procreación, está haciendo un flaco favor a la humanidad. Nuestra actuación con los desfavorecidos ESTÁ MUY BIEN, tiene un valor espiritual real y eterno, pero tiene consecuencias negativas sobre nuestro acervo genético y nuestro desarrollo espiritual. El libro sugiere que adoptemos una moralidad de más alto grado y miras, que sea filosófica, intelectual y espiritualmente integrada. Hay diferencia entre desear servir y realmente servir. El desear servir reflejaría nuestra intención espiritual interna; pero no estamos realmente sirviendo: no tiene un efecto beneficioso sobre el conjunto de la civilización. Por el sentido de este párrafo, el libro parece seguir la idea de Galton y su darwinismo social. Galton se refería a la amortiguación de la selección natural por el papel de los servicios sociales y de la beneficencia, por lo que era necesario compensar esta falta de selección con acciones conscientes y planificadas de la mejora de las razas. Para Francis Galton (1822-1911), cuyo léxico sirvió de base para el planteamiento eugenésico del libro de Urantia, lo mejor que se le podía ofrecer a estas personas era el celibato, como indica en “Hereditary improvement” (1973: p. 120). El darwinismo social es una doctrina política inspirada en los principios darwinistas de la "supervivencia del más fuerte" y la "exclusión de los menos dotado" Galton era primo de Charles Darwin.

[v] Se entiende que desde el punto de vista de la selección natural. Además, por el contexto de otros párrafos parecidos, se quiere impedir la proliferación de estas personas que podrían empeorar el patrimonio genético y retrasar el progreso espiritual de la humanidad (Ver 585,4). Es de notar lo que dice el libro respecto a los siete mundos de las moradas: “[En estos] los mortales ascendentes gozan de muchas oportunidades para poder compensar cualquier carencia de orden vivencial experimentada en sus mundos de origen, ya sea a causa de la herencia, del medio ambiente o del prematuro y desafortunado término de su andadura en la carne (516,1). En relación al primer mundo se dice: “Casi todo lo que ocurre en el mundo de morada número uno está relacionado con la atención a las deficiencias. Los supervivientes que llegan a esta primera esfera de estancia manifiestan tal grado y variación de defectos de carácter como criaturas y de deficiencias en su experiencia humana que la actividad principal de este mundo consiste en la corrección y cura de estos múltiples legados de la vida en la carne de los mundos evolutivos materiales del tiempo y del espacio” (533,6). Y continúa “La estancia en el mundo de morada número uno está concebida para elevar el desarrollo de los supervivientes mortales al menos hasta el estado post-adánico de los mundos evolutivos normales. En el terreno espiritual, los estudiantes de este mundo están, por supuesto, muy por encima de ese estado de desarrollo meramente humano” (534,1). Respecto al séptimo mundo de morada se dice: “Aquí prácticamente desaparece toda perceptible diferencia entre los mortales que proceden de los mundos aislados y retrasados y los supervivientes que lo hacen de esferas más avanzadas e iluminadas. En este mundo se depura todo resto de herencia desafortunada, de un medio ambiente dañino y de tendencias planetarias no espirituales. Aquí se erradican los últimos vestigios de la “marca de la bestia” (538,6). Estas citas relativas a los mundos de las moradas nos dan a entender la dificultad de desarrollar ese programa —para el que los reveladores no dan muchas sugerencias—, evidente en cierto sentido porque a estos mundos llegan seres con esas deficiencias. Si bien, lo más importante es que nos hablan del amor del Padre: quiere que nos encaminemos hacia su morada en igualdad de condiciones. Hay dos citas bíblicas en el párrafo 593,6: “De una sangre ha hecho Dios todas las naciones” y, su hijo, “ha hecho a todos los pueblos de un solo color”.
[vi] De lo que dicen los autores podemos extraer la conclusión de que si queremos ser altruistas, debemos enfrentarnos a los retos que conllevan un altruismo maduro. El poner en riesgo el bienestar biológico, mental y espiritual de la humanidad en su totalidad no es verdadero altruismo. 
[vii] La misión de los adanes era también prestarnos una asistencia moral (587,2) que no llegó a efectuarse por su incumplimiento. Con anterioridad, las escuelas del príncipe planetario, que igualmente falló en su misión, estaban también destinadas mejorar la moral de los seres primitivos. Hay muchas referencias al concepto de moral, pero esta afirmación profunda que nos da una idea en qué sentido se hace esta aseveración sobre la decadencia moral: “La elección moral más elevada es optar por el valor más preeminente posible, y siempre —en cualquier esfera y en todas ellas— esto conlleva elegir hacer la voluntad de Dios. Si el hombre lo hace así, es grande, aunque sea el ciudadano más humilde de Jerusem o incluso el más insignificante de los mortales de Urantia (435,7)”. Y estos seres “en declive moral”, a los que se refiere este párrafo 592,5, están incapacitados por circunstancias biológicas, intelectuales o sociales para la elección moral. En el libro se nos dice además que “la responsabilidad moral es base de la elección espiritual” (596,4), y que solo “los seres morales buscarán siempre esa percepción espiritual que es esencial para vivir la regla de oro” (597,6). Pero tenemos por delante un enorme reto, por supuesto, por las  múltiples gradaciones de la cualidad genética que hace a las personas incapaces de tomar decisiones respecto su vida normal y las decisiones morales son muy difíciles de definir. Quizás por ello, tratando de evitar tomar decisiones difíciles, acudimos al ejercicio de la caridad menoscabando, a veces, sin saberlo, los beneficios de la selección natural.
[viii] Alusión a seres biológicamente dotados, que no han perdido su capacidad de adaptación a la sociedad ni su bagaje moral, pero cuyo entorno no les favorece. Yo pondría el ejemplo de las minorías étnicas oprimidas en sus países y, más específicamente, porque me coge más de cerca, el ejemplo de las vigorosas comunidades de inmigrantes ilegales subsaharianos que acuden a Europa huyendo de sus países de origen, por múltiples razones, para buscar un futuro mejor y se les puede negar, como en el caso de algún país, su derecho universal a la sanidad gratuita. Pueden morir o caer enfermos por falta de prevención y de asistencia médica. Es decir se aplica la caridad social al tratamiento de enfermedades congénitas y no al cuidado de esas personas. Sucedería igual si se les negara el acceso a la educación y a la cultura. La cultura es extremadamente importante para la transmisión de las cualidades superiores de la civilización como son la ciencia, la filosofía y la religión (763,2). Esto es, estamos desaprovechando la oportunidad de ejercer la tolerancia y el altruismo “en favor de aquellos seres desafortunados y necesitados”.
[ix] Según está construida esta frase, la elección moral —el ser capaces de decidir entre el bien el mal— está vinculada a nosotros por derecho espiritual de nacimiento. Si no se está capacitado para esta elección moral, se pierde ese derecho, se nos dice. Es el requisito imprescindible para nuestras relaciones interpersonales y espirituales y formar de ese modo parte de la familia humana.  Este término, “derecho de nacimiento” (algunas veces llamado primogenitura: Ver Gn 25,34 en referencia a Esaú cuando vende su progenitura a su hermano Jacob) aparece una vez más aludiendo a una fusión final entre el hombre y el modelador, que le da el derecho eterno de nacimiento “para la incesante búsqueda, para y con el Supremo, del postrero servicio al universo (1112,2).  

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