jueves, 10 de octubre de 2013

ESCRITO 46 -COMENTARIO: LAS VISIONES DE LOS APÓSTOLES JUAN Y PABLO EN EL LIBRO DE URANTIA



[Traducción para las Américas]

En el libro de Urantia se nos habla de las visiones de los apóstoles Juan y Pablo, haciendo referencia a acotaciones que se pueden encontrar en la Biblia. Juan tuvo una serie de visiones que plasmó en el Apocalipsis. Así lo comenta el libro de Urantia: 

Aquí Juan se refiere a Salvington (Lugar de Salvación): 

 (378.6) 34:4.12 Pero acerca de Salvington, Juan escribió: «Y del trono salían relámpagos y truenos y voces» —las transmisiones del universo a los sistemas locales. También visualizó a las criaturas de control direccional del universo local, las brújulas vivientes del mundo sede. Las cuatro criaturas de control de Salvingtón, quienes operan sobre las corrientes del universo, mantienen este control direccional en Nebadon y están asistidas capazmente por el primer espíritu de mente, el ayudante de intuición, el espíritu de «rápido entendimiento». Pero la descripción, en inglés, de estas cuatro criaturas, llamadas bestias, ha sido lamentablemente estropeada. Son de una belleza sin paralelo y de una forma exquisita.

Y vio Jerusem, mundo sede, al que él llama Nueva Jerusalén, y a los 24 ancianos/consejeros:

513.4) 45:4.1 En el centro de los siete círculos residenciales angélicos en Jerusem está ubicada la sede central del concilio asesor de Urantia, los veinticuatro consejeros. Juan el Revelador los llamó los veinticuatro ancianos: «Y alrededor del trono había veinticuatro asientos, y sentados en los asientos vi a veinticuatro ancianos, vestidos de togas blancas». El trono en el centro de este grupo es el asiento de juicio del arcángel presidente, el trono del llamado a la resurrección de la misericordia y justicia para toda Satania. Este asiento de juicio siempre ha estado en Jerusem, pero los veinticuatro asientos que lo rodean se colocaron en posición hace no más de mil novecientos años atrás, poco después de que Cristo Miguel fuera elevado a la soberanía plena de Nebadon. Estos veinticuatro consejeros son sus agentes personales en Jerusem, y tienen autoridad para representar al Hijo Mayor en todos los asuntos que se refieren al llamado de lista de Satania y también en muchas otras fases del esquema de la ascensión mortal en los mundos aislados del sistema. Son los agentes designados para ejecutar las solicitudes especiales de Gabriel y los mandatos poco comunes de Miguel.

También vio el mar de cristal:

(539.4) 47:10.2 Juan el Revelador vio una visión de la llegada de una clase de mortales en avance desde el séptimo mundo de estancia a su primer cielo, las glorias de Jerusem. Registró: «Y vi como si fuese un mar de cristal entremezclado con fuego, y vi a aquellos que habían logrado la victoria sobre la bestia que originalmente los habitaba y sobre la imagen que persistía a través de los mundos de estancia y finalmente sobre la última marca y huella, de pie en el mar de cristal, con las arpas de Dios, cantando la canción de la liberación del temor y de la muerte». (Hay una comunicación espacial perfeccionada en todos estos mundos; y recibes estas comunicaciones en cualquier parte mediante el «arpa de Dios», un dispositivo morontial que compensa la inhabilidad de ajustar directamente el mecanismo sensorial morontial inmaduro a la recepción de las comunicaciones espaciales).

Aquí también se refiere a Jerusem o Nueva Jerusalén:  

599.7) 52:7.11 Fue acerca de la conclusión de la misión final de los Hijos Instructores (por lo menos esa sería la cronología en un mundo normal) acerca de que Juan escribió: «Yo vi un nuevo cielo y una nueva tierra y el nuevo Jerusalén que bajaba de Dios saliendo del cielo, preparada como una princesa adornada para su príncipe».

Juan describe la rebelión de Lucifer en términos simbólicos:

(608.3) 53:7.7 De los auxiliares angélicos planetarios, los asignados a los Hijos Materiales, aproximadamente un tercio fueron engañados, y casi diez por ciento de los ministros de transición fueron engatusados. Juan vio esto simbólicamente cuando escribió del gran dragón rojo, diciendo: «Y su cola atrajo a una tercera parte de las estrellas del cielo y las lanzó a la obscuridad».

Pablo también tuvo otras visiones que describió en sus espístolas:

(539.5) 47:10.3 Pablo también tuvo un visión del cuerpo de ciudadanos ascendentes de mortales en perfeccionamiento en Jerusem, pues escribió: «Pero vendréis al Monte Sion y a la ciudad del Dios vivo, la celestial Jerusalén, y a una innumerable multitud de ángeles, a la gran asamblea de Miguel, y a los espíritus de los hombres justos que se están perfeccionando».

(542.4) 48:1.7 Pablo supo de la existencia de los mundos morontiales y de la realidad del material morontial, pues escribió: «Poseen en los cielos una sustancia mejor y más duradera». Y estos materiales morontiales son reales, concretos, tal como «la ciudad tiene sus cimientos, cuyo constructor es Dios». Cada una de estas esferas maravillosas es «un país mejor, o sea, un país celestial».

(611.1) 53:9.2 El archiengañador no ha estado en Urantia desde los días en que intentó desviar a Miguel del propósito de completar el autootorgamiento y establecerse final y certeramente como gobernante incondicional de Nebadon. Cuando Miguel se volvió el jefe establecido del universo de Nebadon, Lucifer fue detenido por los agentes de los Ancianos de los Días de Uversa y desde entonces ha estado encarcelado en el satélite número uno del grupo del Padre de las esferas de transición de Jerusem. Y aquí los gobernantes de otros mundos contemplan el fin del Soberano infiel de Satania. Pablo conocía el estado de estos líderes rebeldes después del autootorgamiento de Miguel, pues escribió de los jefes de Caligastia que eran «huestes espirituales de maldad en las regiones celestiales».

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